Extinción, exterminio y genocidio



"Kahama es a Jericó lo que Jericó es a Hiroshima"
(Judith Harris)




Imaginar en qué estaría pensando aquel habitante de la isla de Pascua mientras cortaba la última palma de una isla desierta que algún día había sido boscosa es uno de los ejercicios mentales que propone Colapso de Jared Diamond. La lógica de la acción colectiva, el dilema del prisionero y la tragedia de lo comunes parecen estar implicadas o incluso ser tres formas de referirse al mismo guión universal que muchas pueblos siguen en su desaparición.

La asociación de los tres términos que da título a esta entrada puede parecer gratuita, pero adquiere valor aplicada, por ejemplo, a la desaparicion de la megafauna. Durante años se ha discutido si se trato de una extinción (por un cambio climático, por ejemplo) o de un exterminio (humano en este caso). Jared Diamond se decanta por el exterminio, en forma de guerra relámpago. Allí donde iban llegando los humanos, al encontrarse con un ecosistema intacto y una fauna no acostumbrada a -o no evolucionada para- temernos. Y recopila las pruebas acumuladas a favor de esta tesis para acabar concluyendo, con respecto a la responsabilidad humana en la extinción de la megafauna, que "muchos asesinos han sido condenados con pruebas menos solidas”. Por cierto, que el debate empieza a resolverse precisamente por acumulación de pruebas, a favor de la tesis de exterminio humano.

Más controvertido sigue siendo la participación humana en el caso concreto de la desaparición de los neanthertales . Supongamos que fuimos nosotros ¿se trataría de un exterminio o de un genocidio? aunque pueda parecer sarcástico ¿no sería coherente con el resto de la historia de Europa que esta hubiera empezado con un genocidio?. ¿Y si además de eliminarlos... nos los comimos?.

Y que hay de todos los pueblos desaparecidos, más que por nuestras armas o nuestras organizaciones políticas, por nuestros gérmenes euroasiáticos, ¿cual de los tres términos es el más adecuado en cada caso?, ¿extinción en el caso de las tribus aisladas que perecen poco después de sus primeros contactos con comerciantes o antropólogos?, ¿genocidio en el caso de los que mueren por aceptar la "caridad" occidental en forma de mantas de hospitales (uno de los métodos utilizados en el exterminio de 13 millones de indígenas norteamericanos)?

Deshumanizar a las víctimas es otra condición psicológica en la preparación de un genocidio. Los judíos eran gérmenes y piojos para los nazis, los africanos eran mandriles para los boers y monos para los esclavistas, los ache ratas para los paraguayos, los argelinos "ratons" para los franceses y los tasmanos no eran mas que alimañas así que en lo que a autopercepción se refiere nadie comete un genocidio solo un exterminio en el buen sentido (el eugenésico) del término.

Cuando los hombres dan caza a otros hombres se dice que hacen la guerra y el placer de identificar, acosar y matar a nuestros adversarios/presas parece estar detrás de muchas secuencias (dramáticas) de la vida humana.

Kahama es una población de Tanzania. Su mención hace referencia al estudio de Godall del 86 que documenta una guerra sostenida entre los clanes de chimpancés de Kasakela y Kahama. En realidad se trataba de un solo clan escindido. A lo largo de un periodo que duro años, los miembros del clan Kasakela mediante emboscadas asesinaron a los miembros de Kahama. El relato de como les daban caza, los inmobilizaban y se ensañaban con las víctimas lo convierte en uno de los relatos mas sugestivos de la historia de la primatología.Tan sugestivo como el siguiente extracto que no he podido evitar reproducir de un libro que no puedo evitar recomendar:


El análisis póstumo de la paloma migratoria americana (ectopistes migratorius) está tan cargada de augurios que basta una breve ojeada para advertirnos -para gritarnos, de hecho- acerca de que todo aquello que consideramos ilimitado probablemente no lo es.

Mucho antes de que tuviéramos factorías de aves de corral dedicadas a la producción en masa de miles de millones de pechugas de pollo, la naturaleza hacia en gran medida lo mismo por nosotros en fo0rma de paloma migratoria americana. Según todas las estimaciones, era el pájaro más abundante del planeta. Sus bandadas, de casi 500 kilómetros de largo y compuestas por miles de millones de individuos, ocupaban todo lo largo y ancho del horizonte, llegando a oscurecer literalmente el cielo. Podían estar pasando durante horas, y era como si no hubieran pasado, puesto que seguían llegando más y más. De mayor tamaño y mucho más llamativas que las innobles palomas que ensucian nuestras aceras y estatuas, estas eran de un color azul oscuro con el pecho rosado y, al parecer, de un sabor delicioso.

Comían cantidades inimaginables de bellotas, hayucos y bayas. Una de las formas en que las exterminamos fue reduciendo sus reservas de alimentos a medida que se talaban bosques de las llanuras orientales de Estados Unidos para plantar nuestro propio alimento. La otra fue por medio de escopetas, disparando cartuchos de perdigones de plomo con lo que se podía abatir a docenas de ejemplares de un solo disparo. A partir de 1850, con la mayor parte de los bosques de corazón del territorio estadounidense reemplazados por granjas, cazar palomas migratorias resultaba aun más fácil, ya que había millones posadas todas juntas en los árboles que quedaban, y cada día llegaban a Nueva York y Boston vagones de tren cargados de ejemplares. Cuando finalmente se hizo evidente que su incalculable número en realidad estaba bajando, una especie de delirio llevó a los cazadores a exterminarlas aún más rápido mientras todavía quedaran ejemplares que cazar. En 1900 todo había terminado. Solo quedaban unas cuantas enjauladas en un zoológico de Cincinnati, y para cuando los cuidadores del zoo se dieron cuanta de lo que tenían ya era demasiado tarde: la última murió ante sus ojos en 1914.”

Alan Weisman, El mundo sin nosotros (2007)


No hay comentarios: