El árbol de la biopolítica: GENÉTICA

La eugenesia no es un ejemplo de los peligros de no controlar a la ciencia, especialmente a la genética, si no de los peligros de no controlar a los gobiernos”.

Matt Ridley



Desde comienzos del siglo xx se adoptó en el estudio de los cromosomas la teoría de la herencia. En realidad esta era una de las creencias mas importantes del ser humano. Si bien la mujer puede estar segura de su maternidad y de la “procedencia” de su hijo no sabemos desde cuando la humanidad cree en la participación de un solo padre en la concepción, pero podemos suponer que es una creencia muy antigua. Casi dos siglos de ciencia social que describían al hombre como a una tabla rasa moldeable por la sociedad en lugar de adaptable al entorno no han hecho mella en esta creencia popular que nos hace ver a nuestros antepasados, no sólo en los rasgos físicos, si no también en comportamientos o expresiones de nuestros descendientes.

A partir de la década de los 40 la genética toma impulso. Poco después Watson y Crick encuentran la doble hélice de ADN -el secreto de la vida-. A partir de ahí la creencia popular adquiere un barniz científico. Se habla de “un gen de ojos azules” o “un gen de la inteligencia”, pero científicamente un gen no tiene los ojos azules, ni inteligencia, ni produce ninguna de las dos cosas. Propiamente un gen sólo es “un conjunto de instrucciones para la fabricación de una cadena polipéptida, que se convertirá en una enzima, que canalizará la fabricación de un pigmento para dar color azul a los ojos”. Y con características como la inteligencia la cuestión se complica mucho mas . Para expresarse mas propiamente algunos científicos sugieren a los divulgadores utilizar “genes para” en lugar de “gen de”.

Con el cambio de milenio comienzan a publicarse los primeros resultados del proyecto genoma -la secuenciación de todo el genoma humano-. La prensa y buena parte de la comunidad científica esperaban que a día de hoy ya se hubiera localizado “el gen de la inteligencia”, “el gen del alcoholismo” o “el gen de la homosexualidad”. Muchos aun los siguen buscando presos de una moda científica parecida a la de las hormonas en los años en los 50 y 60 o la frenología del siglo XIX. Sencillamente no es tan simple. La naturaleza es más compleja y menos burda. El antiguo debate nature vs. nurture, naturaleza vs. cultura, genética vs. sociedad (¿nace o se hace?) contaminado por la falacia naturalista ha sido superado en los términos en los que solía desarrollarse. La teoría de la herencia genética, a la “luz” de los resultados del proyecto genoma, se ha convertido en el jeroglífico de la herencia genética.

*La foto elegida es un dibujo en una servilleta. Fue publicada recientemente tras permanecer guardada durante 50 años después de que Francis Crick -"The Astonishing Hypothesis: The Scientific Search For The Soul"- admitiera que había garabateado la doble hélice de ADN la cafetería del laboratorio tras tener la idea por primera vez durante un viaje de LSD.

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